( CEC 512-667)
El árbol de la Cruz
Todo lo que se ha escrito en
el Evangelio lo ha sido para creamos que Jesús es Cristo, el Mesías, el
Redentor, el Hijo de Dios. Desde su nacimiento hasta su resurrección, todo en
la vida de Jesús es Misterio de Redención;
todo lo que Jesús hizo, dijo y sufrió, tuvo como finalidad restablecer
al hombre caído por el pecado, devolver a los hombres la comunión con Dios. No
vivió su vida para sí, sino para nosotros.
Toda la vida de Cristo es Misterio
Ya sabemos que su eterno Padre es Dios Padre,
que Él es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, verdadero Dios y
verdadero hombre en unidad de Persona, que su Madre es la Santísima Virgen
María, según anunció el ángel Gabriel.
Muchas de las cosas respecto a Jesús que
interesan a la curiosidad humana no figuran en el Evangelio. Casi nada se dice
sobre su vida en Nazaret, e incluso una gran parte de la vida pública no se
narra. Los evangelios fueron escritos por hombres que pertenecieron al grupo de
los primeros que tuvieron fe y quisieron compartirla con otros. Habiendo
conocido por la fe quién es Jesús, pudieron ver y hacer ver los rasgos de su
Misterio durante toda su vida terrena.
Ubicación geográfica del país de Jesús
La
Anunciación tuvo lugar en Nazaret, pueblo de Galilea, en la región norteña de
Palestina con los pueblos de Caná, Naím, y –alrededor del Lago Genesaret,
llamado también de Tiberíades o de Galilea– Cafarnaúm, Betsaida, Magdala,
Tiberíades, etc. La Palestina tenía otras dos regiones: la central, llamada
Samaría, con el pueblo de Sicar o Siquem; y, al sur, la Judea, con la ciudad de
Jerusalén y los pueblos de Belén, Betania, Jericó, etc. Palestina queda en Asia
Menor, recostada sobre la orilla oriental del Mar Mediterráneo (actualmente el territorio
es ocupado en su mayor parte por el Estado de Israel).
Los
preparativos
La venida del Hijo de Dios
es un acontecimiento tan grandioso para la humanidad, que fue preparado,
anunciado, durante siglos antes de su nacimiento. Los ritos, sacrificios,
figuras, símbolos de la Primera Alianza convergen en Cristo. Los profetas
anuncian la venida. El último de los profetas será Juan el Bautista, hijo de
Santa Isabel y primo de Jesús. Es el
precursor inmediato de Jesús. Desde el vientre de su madre lo saluda, y ya de
adulto lo precede en la predicación, el bautismo y el martirio.
La
vida oculta
Jesús nace en Belén, en una
humilde cuidad de donde provenía José, en un humilde pesebre. Quiso nacer
pobre, para enseñarnos a no poner nuestra felicidad en las riquezas y honores
del mundo.
Con motivo de un censo que ordenó el Emperador
Romano (ya que por aquel entonces Palestina pertenecía políticamente al Imperio
Romano), debió ir la Virgen María con San José, su esposo, al pueblo de Belén,
que queda a unos 9 km. al sur de Jerusalén. Allí, en un pobre y humilde
pesebre, nació Nuestro Señor Jesucristo, el Salvador del mundo. El relato del
nacimiento de Nuestro Señor lo encontramos en Lc 2,1-20 La Iglesia celebra cada año (el día 25 de
diciembre) el misterio de este amor tan grande hacia nosotros.
Fue circuncidado al octavo
día, en señal de que era descendiente de Abraham y se sometía a la ley. La
circuncisión prefigura el bautismo. El Evangelio de Lc 2,21 nos narra este acontecimiento.
A los pocos días de su nacimiento
se presentan unos reyes llegados de oriente para rendirle homenaje, para
reconocerlo como Rey de los judíos. Es lo que llamamos la Epifanía:
manifestación de Jesús como Mesías a los pueblos del mundo. Ese es y no otro el significado de la
adoración de los reyes, más allá de lo anecdótico. El
relato lo trae el Evangelio según San Mateo (Mt 2, 1-23)
Siguiendo la ley de Moisés,
cuarenta días después del nacimiento, sus padres lo presentan en el templo.
Allí Jesús es reconocido como el Mesías esperado. Este misterio es recordado en
la Iglesia con la fiesta de las candelas o de la Candelaria, el 2 de febrero.
Jesús es reconocido como el Mesías tan
esperado, “luz de las naciones” y “gloria de Israel”, pero también “signo de
contradicción”. La espada de dolor predicha a María anuncia otra oblación,
perfecta y única, la de la Cruz que dará la salvación que Dios ha preparado
“ante todos los pueblos”».(L.2,22-38)
Debido a la persecución del rey Herodes, la
sagrada familia debe huir por un tiempo y refugiarse en Egipto, hasta que, dos
años más tarde, muerto el rey, regresaron y se establecieron en Nazaret.
Toda la vida
de Jesús estará marcada por el signo de la persecución. La huida a Egipto es
signo de la lucha entre las tinieblas y la luz; el regreso, nos recuerda el
éxodo y muestra a Jesús como liberador definitivo.
A la edad de 12 años,
habiendo ido Jesús a Jerusalén a celebrar la Pascua, se extravió; luego de tres
días, fue hallado en el templo, hablando y disputando con los doctores de la
ley.
El
hallazgo de Jesús en el Templo es el único suceso que rompe el silencio de los
Evangelios sobre los años ocultos de Jesús. El episodio lo cuenta San Lucas,
quien muy probablemente lo escuchara de labios de la Santísima Virgen (Lc 2,
40-52)
Hasta los treinta años,
Jesús vivió con sus padres, oculto en el silencio de una vida ordinaria,
ocupado en el trabajo de carpintero y creciendo en sabiduría y santidad,
enseñándonos con su ejemplo cuán grata es a Dios la vida de familia y cómo
todos deben esforzarse en practicar las virtudes propias de ese estado.
La
vida pública
Jesús inicia su vida pública
haciéndose bautizar por su primo Juan en el río Jordán. Luego se trasladó al
desierto donde ayunó y vivió en completa soledad durante cuarenta días y
soportó tres tentaciones del demonio. Estas tentaciones, que Jesús rechazó, son
un acontecimiento misterioso que recapitula las tentaciones de Adán y de Israel
en el desierto: allí donde otros sucumbieron a la tentación, Jesús, el nuevo
Adán, se revela como el Siervo fiel de Dios, vence al demonio, y su victoria es
anticipo de la victoria de la Pasión.
La Iglesia se
une en la Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto.
Juan el Bautista es tomado
preso y martirizado y Jesús marchó a Galilea a proclamar la Buena Nueva. Eligió
a doce apóstoles con quienes recorría las ciudades predicando la buena nueva y
confirmando su doctrina con milagros y prodigios (transformó el agua en vino,
expulsó demonios, curó a ciegos, resucitó a muertos, multiplicó panes y peces).
Fueron teatro de su predicación, a menudo en forma de parábolas, las plazas,
sinagogas, las casas de fariseos, de los pobres, humildes, los marginales,
prostitutas, soldados. Las almas sencillas y bien dispuestas, aceptaban su
doctrina; en cambio los escribas, los fariseos, los soberbios e hipócritas, lo
rechazaban, se obstinaban en negar su divinidad y juraron su muerte.
La Buena Nueva es el anuncio del Reino de Dios, que el Reino de
Dios está cerca. Todos los hombres están llamados a entrar a ese Reino.
Entrarán a él los humildes, los pobres
de espíritu, los pequeños (aquellos que se hacen como niños), los pecadores que
acogen la Palabra con corazón arrepentido.
La
Pasión
Jesús va a Jerusalén
sabiendo que allí moriría. El quiso morir muerte de cruz para salvarnos, para
redimirnos de nuestros pecados, para librarnos de la muerte eterna. Entra a la
ciudad aclamado por la gente sencilla y humilde de corazón, que lo saluda como
al Salvador. Pero sus enemigos conspiraron para lograr la condena a muerte.
Aprehendido en un olivar
donde hacía oración, fue sometido a tres tribunales, el de Pilato, el de Caifás
y el de Herodes, y por fin azotado, coronado de espinas, escupido, escarnecido
y por fin, condenado a muerte de cruz.
Si bien quienes crucificaron a Jesús fueron los judíos como
instigadores y los romanos como ejecutores materiales, los verdaderos
responsables de la crucifixión somos todos los hombres, desde Adán, por que es
a causa del pecado que Jesús muere en la cruz. Todos los pecadores somos
autores de la Pasión de Cristo.
El
descenso a los infiernos
La Escritura llama infierno (sheol, hades) al
“lugar” donde estaban las almas privadas de la visión de Dios. Fue allí como
Salvador y como Rey, para liberar a los justos que le habían precedido,
cumpliéndose así lo que dice la
Escritura “Hasta a los muertos ha sido anunciada la Buena Nueva” (1P 4,6). Esto
significa que la obra salvífica alcanza a todos los hombres de todos los
tiempos y todos los lugares.
La
resurrección
Al tercer día de su muerte,
Jesús resucitó, acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente
comprobadas. Jesús resucita con cuerpo real donde aún podían verse las huellas
de su pasión; pero tiene las propiedades de un cuerpo glorioso. La resurrección
de Jesús no es igual a la resurrección de Lázaro o la de la hija de Jairo;
éstos fueron acontecimientos prodigiosos, pero las personas involucradas,
pasado el tiempo de su vida, volverían a morir. Jesús resucitó, por su propia
virtud, para no volver a morir jamás. En la Resurrección, el cuerpo de Jesús se
llena del poder del Espíritu Santo, participando así de la vida divina en el
estado de gloria.
Con la Resurrección Cristo
nos da nueva vida y nos asegura la resurrección futura. La Resurrección es la
clave de nuestra fe. Sin ella, “vana es nuestra predicación, vana también nuestra fe” (1Co 15, 14)
Si Cristo no resucitó habría
quedado sin respuesta el reto que sus enemigos le lanzaron en la cruz: “Si eres
el hijo de Dios, desciende de la cruz y te creeremos”.
Todo lo que creemos y todo
lo que predicamos, está fundado sobre la verdad de la Resurrección de J.C.
La
Ascensión
Luego de compartir un tiempo
con sus discípulos Jesús subió a los cielos, no elevado por poder extraño
alguno, sino por propia virtud, para tomar posesión de su gloria como vencedor
de la muerte. Y en el cielo está “sentado a la derecha del Padre” frase metafórica
que significa que, con su cuerpo glorificado posee con el Padre la gloria y el
honor de la divinidad: como Dios, es
igual al Padre e inseparable de El en la gloria y como hombre está por sobre
todas la criaturas celestiales y terrenas.
Juez
Sabemos, por que Jesús lo
anunció en su predicación, que El volverá como juez de vivos y difuntos y
retribuirá a los hombres según sus obras y según su aceptación o rechazo de la
gracia.
Preguntas
resumen:
1. ¿Dónde nació Jesús?
Nació
en Belén de Judá, de acuerdo a las profecías.
2. ¿Quién es el Padre de Jesús?
El
Padre de Jesucristo es el Eterno Padre, la Primera Persona de la Ssma.
Trinidad.
3. ¿Quién es la madre de Jesús?
La
Madre de Jesús es la Sma. Virgen María.
4. ¿Quién es San José?
San
José es el padre adoptivo de Jesús.
5 ¿Cómo transcurrió la infancia de
Jesús?
Jesús
vivió treinta años en Nazaret, obedeciendo a María y José, creciendo en
sabiduría y santidad.
6. ¿Cómo se inició la vida pública de
Jesús?
Inició
su vida pública bautizándose en el río Jordán por Juan el Bautista.
7. ¿Dónde fue después de su Bautismo?
Se
retiró al desierto donde ayunó durante cuarenta días y fue tentado por el
demonio, a quien venció.
8. ¿Cuál fue la enseñanza principal de
la predicación de Jesús?
Es
el anuncio del Reino de Dios.
9. ¿Para qué padece y muere Jesús en
la cruz?
Para
salvarnos del pecado y de sus consecuencias - la muerte eterna- y devolvernos
la gracia santificante que habíamos perdido con el pecado original.
10. ¿Qué sucedió al morir Jesús?
Su
cuerpo fue sepultado y su alma descendió a los infiernos.
11. ¿Qué entendemos por el infierno al que bajó Jesús después de su
muerte?
No
es el infierno de los condenados, sino el lugar donde estaban los justos que
esperaban que el Salvador les abriera las puertas del cielo.
12. ¿Cómo resucitó Jesús al tercer día
después de su muerte?
Jesucristo
resucitó al tercer día después de su muerte, volviendo a juntar su cuerpo y su
alma, para nunca más morir.
13. ¿Qué significa que Jesús subió a
los cielos y está sentado a la derecha del Padre?
Significa
que ascendió a los cielos con su cuerpo glorioso y que posee con el Padre la
gloria y el honor de la divinidad.
Temas de discusión:
1. Imaginemos que Jesús viene a nuestra ciudad
y predica lo mismo que predicó en el siglo I adaptado a las personas y
circunstancias actuales. ¿Qué crees que pasaría?
2.
¿Qué significa para tí llevar un crucifijo? ¿Lo consideras algo bonito y elegante?
¿Te da repugnancia porque te hace acordar de los sufrimientos de Jesús y no
quieres pensar en ello? ¿Lo usas cuando tienes que pasar un examen... por las
dudas? ¿O simplemente ni lo tienes en cuenta?
3.
Aprender el rezo del Santo Rosario, compendio del Evangelio.
4.
Hacer las estaciones del Via Crucis.