(CEC 988-1019)
Noli me tangere
muerte
Toda materia tiende a su
propia disgregación. El cuerpo humano es materia. Como hemos visto, Dios había
otorgado a nuestros primeros padres el don preternatural de la inmortalidad. Al
pecar, perdieron ese don para sí y para toda su descendencia. Es decir, la muerte es la consecuencia del pecado
original (es el salario del pecado).
La muerte es la separación
del alma y del cuerpo. Pone fin a la vida del hombre como tiempo abierto para
la aceptación o rechazo de la gracia.
La Resurrección es el reencuentro del cuerpo con el alma.
Todos los hombres
resucitarán: los buenos, los malos, los que no llegaron a nacer por haber sido
asesinados en el vientre de sus madres, aquellos que fueron pulverizados por
bombas o incinerados. Todos.
Pero ¿cómo? Es un misterio
que sobrepasa nuestra imaginación y entendimiento. Sólo sabemos, porque Jesús
nos lo prometió, que resucitaremos como El resucitó; que nuestro cuerpo
corruptible, resucitará incorruptible para siempre. Será un cuerpo transfigurado. Nuestra carne mortal,
volverá a tener vida, pero esta vez, vida eterna. Algunos resucitarán para la
gloria, y otros para su eterna condenación.
La
muerte cristiana
La esperanza en la
resurrección da sentido a la muerte. Si todo acabara en el sepulcro, si no
hubiera resurrección nuestra fe sería vana, la vida sería inútil, absurda.
La muerte ha sido
transformada por Cristo, por su Pasión y su Resurrección.
El cristiano encuentra
varias lecciones en la muerte: ¿cómo, cuándo, dónde hemos de morir? Lo
ignoramos. Pero sí sabemos que no escaparemos a la muerte, y que cuando eso
ocurra, habremos de abandonar para siempre las cosas del mundo, el dinero, el
trabajo, los vestidos, las preocupaciones, el automóvil, la casa de fin de
semana, los honores, las enfermedades, etc. Eso debe animarnos a despreciar las
frivolidades y vivir cristianamente para morir santamente; prepararnos para la
hora de la muerte pidiendo a la Ssma. Virgen que interceda por nosotros, a San
José (patrono de la buena muerte), que nos asista, a nuestro ángel de la guarda
que nos acompañe.
El cristiano
debe mirar la muerte como un tránsito a una vida más plena.
Los santos siempre
lo han entendido de esa forma, y no le temían; antes bien, aceptaban gustosos
el llamado de Dios:
Yo quiero ver a Dios, y para verlo es necesario
morir (Santa Teresa de Jesús).
Yo no muero, entro en la vida (Santa Teresita del Niño Jesús)
Por la hermana muerte, ¡loado mi Señor! (San Francisco de Asís)
Preguntas
resumen:
1. ¿Qué significa
"resurrección"?
Que
después de la muerte no habrá solamente vida del alma inmortal, sino que
también nuestros cuerpos mortales volverán a tener vida.
2. ¿Cómo serán nuestros cuerpos
resucitados?
Serán
gloriosos como el de Jesús.
3. ¿Resucitarán todos los muertos o
solamente los justos?
Todos
resucitaremos.
Temas de discusión:
1.
Susana está preocupada: teme no haberse portado bien en esta vida y reencarnar
como un animal inferior. ¿Tú qué crees?
2. Buscar y leer los pasajes del Evangelio en los que se narra la
resurrección del Señor.