(CEC
1285-1321)
Existe una íntima unión entre
el Bautismo y la Confirmación; ésta se considera complemento de aquel: la
Confirmación perfecciona la gracia bautismal. El Espíritu Santo que recibimos
en la Confirmación nos hace firmes, fuertes, intrépidos para dar testimonio de
la fe, igual que a los apóstoles el día de Pentecostés.
La sacramentalidad de la Confirmación es atestiguada unánimemente desde la
época apostólica. En Hch 2,14; 14,18; 1,8; 8,4-17; 19,1-6 se ve imponer las
manos a los neófitos y orar sobre ellos; luego se agregó la crismación.
El día de Pentecostés los
Apóstoles recibieron el Espíritu Santo y enseguida se lanzaron a predicar el
Evangelio con todo valor. Antes de recibirlo eran en cambio, cobardes, ya que
se ocultaban por temor a los judíos.
Gracias al Espíritu Santo que
recibimos en el sacramento de la Confirmación también nosotros nos hacemos
valientes soldados de Jesucristo.
Aunque nos referimos a la Confirmación como el Sacramento de la madurez
cristiana no debe confundirse con la edad adulta.
Por este sacramento recibimos
dones especiales que facilitan el ejercicio de las virtudes cristianas:
Sabiduría,Entendimiento, Consejo,
Fortaleza, Ciencia, Piedad, Temor de Dios.
En la vida de los santos podemos ver patentemente, cómo se manifiestan los
dones del Espíritu Santo: San Antonio poseía en grado sumo el don de Consejo,
tanto, que eminentes hombres de Estado
lo consultaban; lo mismo puede decirse de Santa Catalina de Siena, que daba
consejos a prícipes y hasta al Papa; o de Juana de Arco, que siendo ignorante
en el arte militar, trazó un plan de guerra para liberar a Francia. Como
ejemplos del don de Fortaleza podemos citar a San Lorenzo y a San Maximiliano
Kolbe. San Francisco de Asís poseía en alto grado el don de Ciencia y llamaba a
todas las cosas creadas hermanos. En
San Antonio de Padua se manifestaba el don de Piedad de modo tan intenso, que
el Niño Jesús se le aparecía para conversar con él.
¿Quiénes pueden recibir este
sacramento? Cualquier persona bautizada, cuando ha llegado al uso de razón, o
antes, si hay peligro de muerte.
Para recibirlo es menester
estar en estado de gracia, de modo que conviene recurrir antes al Sacramento de
la Reconciliación. Quien recibe este sacramento en pecado mortal, comete sacrilegio.
No obstante, el sacramento es válido y no debe reiterarse (pues imprime
carácter). Los efectos del sacramento los percibirá el alma cuando quite el
obstáculo, es decir, el pecado mortal, por medio de la confesión.
Este sacramento no es, como el
Bautismo, la Reconciliación o la Eucaristía, tan necesario para la salvación;
con todo, nadie debe omitirlo por descuido, ni despreciarlo. Al contrario,
considerando la gran cantidad de dones que comunica, todos deben procurar
recibirlo. Es tan importante la salvación, que para alcanzarla no debemos
descuidar ningún medio eficaz, y la Confirmación es uno de ellos.
Ahora bien, ¿cómo es que produciendo la Confirmación tan admirables efectos
de santificación, no se percibe ningún cambio en la conducta de tantos
cristianos que la han recibido?. Si bien
los sacramentos producen su efecto en virtud del mismo sacramento y no en
atención a los méritos del sujeto que los recibe (ex opere operato), no obstante exigen para santificar las almas la
condición de que éstas se hallen debidamente dispuestas a la gracia. Se exige
una cooperación a la gracia, conforme a lo que decía San Agustín: “El que te
creó sin tí, no te salvará sin tí”
El ministro de la Confirmación
es el obispo o un delegado del obispo.
La materia es el el sagrado
crisma.
El rito de la Confirmación
La celebración se hace dentro
de la Eucaristía (la Misa) y en presencia de toda la comunidad cristiana. El
momento principal es cuando el obispo impone las manos sobre la cabeza del
confirmando y lo marca con una cruz con el crisma, mientras le dice: “Recibe
por esta señal el Don del Espíritu Santo”. Luego le da una ligera bofetada
diciendo: “La paz sea contigo”.
¿Qué significa la imposición de manos? Es un signo que se usa desde la
antigüedad. Poner las manos sobre uno es comunicar alguna fuerza de Dios - no
olvidemos que las manos siempre son un gran medio de comunicación con los
demás-.
¿Por qué se usa el crisma? Este signo también es muy antiguo. El crisma es
una mezcla de aceite y bálsamo, bendecido por el obispo el jueves santo. El
aceite significa suavidad, fuerza y abundancia de la gracia; el bálsamo,
sustancia de olor agradable, significa el buen ejemplo que el soldado de Cristo
debe dar en todas partes. La crismación significa la consagración que da el
Espíritu Santo a la persona; con la crismación se quiere indicar que el
cristiano ha de estar consagrado para dar testimonio de Jesús entre los
hombres.
¿Y la bofetada? Significa que el cristiano debe estar siempre preparado
para sufrir por la fe cualquier afrenta o dolor. La bofetada, como ceremonia,
es muy antigua en el mundo: con un golpe dado en presencia del juez, el esclavo
quedaba libre; más tarde, en la Edad Media, con un golpe se armaba al caballero
cristiano.
Preguntas resumen:
1. ¿Qué es el sacramento de
la Confirmación?
El Sacramento que perfecciona la gracia bautismal, haciéndonos testigos de
Cristo.
2. ¿Cuál es la materia y cuál
el ministro de la Confirmación?
La materia es el Santo Crisma; el ministro es el obispo.
3. ¿Quién puede recibir este
sacramento?
Cualquier persona bautizada y en estado de gracia.
Temas de discusión:
1.¿Por qué a los católicos les cuesta tanto comprometerse con la Iglesia?
¿Por qué las sectas u otras religiones están tan convencidas de su fe? ¿Por qué
no conseguimos hacer lo mismo los católicos?
2. ¿Haz elegido ya tu padrino de confirmación? ¿Por qué lo has elegido a él
y no a otro?