(CEC
1601-1666)
Las bodas de Caná
El sacramento del matrimonio
establece una santa e indisoluble unión (=alianza) entre el hombre y la mujer y
les da gracia para amarse santamente y educar cristianamente a los hijos.
Este sacramento no depende del
arbitrio humano: Dios lo instituyó; Dios
creó al hombre, varón y mujer, para que viviendo unidos tuviesen hijos y los
educasen, manifestándose el mutuo amor.
Creación de
dos sexos: Gen 1,27
Matrimonio:
Gen 2,24; Cfr. GS 50
Su fin primario es la
conservación de la especie humana y la educación de la prole; su fin secundario
es la ayuda mutua entre el hombre y la mujer, poniendo remedio a la
concupiscencia.
Todos los hombres viven la experiencia del mal. Esta experiencia también e
hace sentir en las relaciones entre el hombre y la mujer: la unión entre el
hombre y la mujer vive amenazada por la discordia, los celos, el espíritu de
dominio, la infidelidad y demás conflictos. Este desorden no se origina en la
naturaleza del hombre, sino en el pecado. Como consecuencia del pecado, la
amistad y armonía originarias entre el hombre y la mujer quedaron
distorsionadas. Jesús restablece el orden inicial de la creación, dando la
gracia necesaria para vivir el matrimonio venciendo el egoísmo, la búsqueda del
propio placer, abriéndose al otro, a la ayuda mutua, a donarse al otro.
San Pablo decía Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la
Iglesia y se entregó a sí mismo para santificarla (Ef 5, 25-26); y añadía: “Por es dejará el hombre
a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne”
(Ef 5, 31-32)
Nuestro Señor Jesucristo,
instituyó este sacramento por el cual no sólo da la gracia de Dios (gracia
santificante) a los esposos sino también una gracia especial (gracia
sacramental) que los capacita para cumplir adecuadamente los deberes de estado:
afrontar las dificultades del hogar, amarse santamente, soportarse mutuamente,
guardar fidelidad, educar a los hijos.
Cristo amó a la Iglesia como a
su esposa, hasta el fin de los siglos; los esposos deben imitarlo amándose para
siempre. Por eso el divorcio no es lícito.
El que nos es capaz de amar para siempre, no es capaz de amar ni un sólo
minuto. (Juan Pablo II)
El matrimonio católico es aquel
en el que un hombre y una mujer se unen para siempre, hasta
que la muerte los separe, siendo mutuamente fieles y generosos en la
transmisión de la vida. Nadie puede anular el vínculo del matrimonio: dura
hasta que muere uno de los cónyuges.
Pongamos atención a las palabras que hemos subrayado:
Unidad de un hombre y una mujer. A ésto se oponen la poligamia y la unión de
homosexuales. La poligamia destruye la amistad íntima y armonía entre los
esposos; da ocasión a preferencias para con una de las esposas y a distinciones
injustas para con los hijos de la mujer preferida. También establece una
desigualdad injusta entre ambos cónyuges: la
mujer entrega al hombre el dominio de su persona para los fines del
matrimonio; luego, debe recibir del hombre igual dominio. En cuanto a la unión
de homosexuales, impide la procreación y repugna ciertamente a la ley natural.
Indisolubilidad. No puede desatarse este vínculo sino con la
muerte. Los fines del matrimonio y el bien de la sociedad reclaman que el
vínculo sea indisoluble. Veamos ejemplos prácticos:
·
aceptado el
divorcio, la procreación sería más difícil, pues ¿qué esposa aceptaría gustosa
los trabajos de tener hijos si temiera ser abandonada?
·
la educación
de los hijos pertenece a los padres, por consiguiente la unión debe ser
estable; por otra parte, el niño tiene derecho a tener una familia unida.
·
el divorcio
establece una desigualdad injusta entre los cónyuges, puesto que la mujer
abandonada suele ser minusvalorada, no así el hombre.
·
la
posibilidad de nuevas nupcias disminuye la felicidad, afloja los vínculos de
amistad, de armonía.
Ciertamente
que habiendo causas justificadas, la separación de los esposos no sólo está
permitida, sino que a veces es recomendada; pero con prohibición de contraer
nuevas nupcias.
La
materia de este sacramento es la entrega de los contrayentes; la forma es el
consentimiento; los ministros son los propios contrayentes.
El ministro
de un sacramento es el que administra
la materia y la forma, por lo tanto el sacerdote es un testigo que recibe el
consentimiento de los esposos. La importancia de la presencia del sacerdote
reside en el hecho de que el sacramento del matrimonio:
·
es una
realidad eclesial, que crea derechos y obligaciones en la iglesia, entre los
esposos y para con los hijos.
·
es un acto
litúrgico
·
es un estado
de vida en la iglesia, por lo que es preciso que exista certeza sobre él (de
allí la necesidad de tener un testigo)
Para
los bautizados, el matrimonio civil no es un contrato matrimonial válido ni
sacramento. Los convivientes y unidos sólo en matrimonio civil se hallan en
estado de pecado y no pueden recibir los sacramentos. El Documento del
Pontificio Consejo para la Familia, Familia, Matrimonio y Uniones de Hecho, de
julio de 2000, trata este problema de gran actualidad.
Contrato y Sacramento son una misma cosa. El
sacramento no es una cualidad accesoria añadida al contrato matrimonial; no es
una bendición especial destinada a elevar un contrato preexistente a la
dignidad de sacramento. Contrato y sacramento no son dos actos o dos momentos
distintos, son inseparables. ¿Por qué?. Así lo demostramos:
·
los elementos
esenciales de todo sacramento son materia y forma.
·
en el
matrimonio la materia y la forma son la entrega y la aceptación.
·
el contrato
matrimonial consiste en la entrega y la aceptación
·
dos cosas
iguales a una tercera son iguales entre sí. Luego: contrato y sacramento son
una misma cosa.
El
consentimiento de los esposos debe ser:
mutuo.
actual:
debe darse en el momento del matrimonio.
libre:
plenamente voluntario; celebrado por coacción es inválido.
externo:
manifestado con palabras o gestos ante testigos.
Para
que el “Sí” de los esposos sea un acto libre y responsable, y para que la
alianza matrimonial tenga fundamentos humanos y cristianos, sólidos y estables,
la preparación para el matrimonio es de primera importancia: el ejemplo y la
enseñanza dados por los padres y por las familias son el camino privilegiado de
esta preparación, con mayor razón en nuestra época en la que muchos jóvenes
conocen la experiencia de hogares rotos que ya no aseguran suficientemente esta
iniciación
Esto es
muy importante porque en la mayoría de los casos, el fracaso matrimonial
comienza en el noviazgo. Los jóvenes que creen amarse y piensan formalizar su
relación a través del casamiento, deben tener presente que toda la razón de ser
del noviazgo católico consiste en su ordenación al futuro matrimonio.
Resumiendo:
el matrimonio cristiano representa la unión admirable y misteriosa de Cristo
con su Iglesia. En efecto:
El
matrimonio es la unión de uno con una
Hay un
sólo Jesús y una sola Iglesia.
La
unión de varón y mujer dura toda la vida
Jesús y
la Iglesia están siempre unidos.
El
sacramento del matrimonio es fuente de gracia para los esposos.
La
unión de Cristo y su Iglesia es fuente de gracia para los cristianos.
El
marido es cabeza de la mujer
Cristo
es cabeza de la Iglesia
Los
esposos deben ayudarse recíprocamente y guardarse fidelidad,
Jesús
jamás abandona a la Iglesia y ésta es siempre fiel a Cristo.
Preguntas resumen:
1. ¿Qué es el Sacramento del
Matrimonio?
El Sacramento por el cual varón y mujer se unen para toda la vida para el
bien de los esposos, la generación y la educación de los hijos.
2. ¿Puede admitirse el
divorcio?
No, el matrimonio es un vínculo indisoluble.
3. ¿Qué se requiere para que
los esposos se mantengan unidos para siempre?
Se requiere pedir el don de la fidelidad y acrecentarla con la oración y la
vida virtuosa.
4.¿Qué institución básica se
deriva del sacramento del matrimonio?
Del matrimonio nace la familia, iglesia doméstica.
5. ¿De qué manera se atenta
contra la dignidad del matrimonio?
Contra la dignidad del matrimonio se atenta con la infidelidad, las
relaciones pre- matrimoniales, la poligamia, las prácticas anticonceptivas, la
fecundación artificial, las uniones de hecho, las uniones homosexuales, etc.
Para trabajar en grupo:
1. ¿Cuáles son, según tu criterio, las causas o motivos de tantas rupturas
matrimoniales en la actualidad?
2. Lorena y Roberto quieren casarse por la Iglesia, pero él está divorciado
y el párroco no se lo permite. Por eso decidieron casarse por civil y pedirle a un sacerdote amigo que bendiga los
anillos. ¿Qué opinas acerca de ésto?
3. Leer y comentar el siguiente artículo periodístico:
Esposos Beltrame Quattrocchi: un matrimonio
santo
En medio de una multitud de familias, los
esposos Luigi y María Corsini Beltrame Quattrocchi fueron beatificados en la
Basílica de San Pedro. El Prefecto de la Congregación para la Causa de los
Santos, Cardenal José Saraiva Martins, señaló que era imposible beatificarlos
por separado debido a que no se podía separar su experiencia de santidad, la
cual fue vivida en pareja y tan íntimamente. "Su extraordinario testimonio
no podía permanecer escondido", enfatizó el Purpurado.
Su beatificación, ayudará a realzar los valores
propios de una vida cristiana, y el sentido del matrimonio como camino de
santidad.
María Corsini nació en Florencia el 24 de junio
en 1881; mientras que Luigi Beltrame nació en Catania el 12 de enero de 1880.
Ambos se conocieron en Roma cuando eran adolescentes y se casaron en la
basílica Santa María la Mayor el 25 de noviembre de 1905. Los dos fueron
criados en el seno de una familia católica y desde pequeños practicaron
fervientemente su fe, asistiendo todos los domingos a Misa y participando de
los sacramentos. Debido a este legado, decidieron criar a sus hijos en los
principios y valores de la fe católica.
En 1913, la joven familia atravesó un momento
doloroso y bastante incierto cuando el embarazo de María tuvo serias
complicaciones y los médicos pronosticaban que no sobrevivirían ni ella ni el
niño al parto. Aunque los doctores manifestaron que un aborto podría salvar la
vida de María, ésta, consultando con su esposo, decidió confiar en la
protección divina de Dios. Y, si bien es cierto el embarazo fue duro, tanto
madre e hijo milagrosamente sobrevivieron. Esta experiencia llevó a toda la
familia a consolidar su vida de fe y trabajar duro por sus anhelos de santidad.
María dio a luz a tres niños más. Sus dos hijos
varones profesaron el sacerdocio: Filippo es ahora Mons. Tarcisio (95 años) de
la diócesis de Roma y Cesare es el P. Paolino (92 años), un monje trapense.
La mayor de las hijas, Enrichetta, la que
sobrevivió a ese difícil embarazo, constituyó un hogar según el modelo de sus
padres; mientras que su hermana Stefania ingresó a la congregación de los
benedictinos, siendo conocida por todos como la Madre Cecilia, y falleció en
1993.
La familia Beltrame Quattrochi (él, abogado;
ella, ama de casa) fue conocida por todos por su activa participación en muchas
organizaciones católicas.
El ahora beato Luigi fue llamado a la Casa del
Padre en 1951, y María, su fiel esposa, lo hacía posteriormente en 1965.
En su homilía, el Santo Padre aseguró que los
esposos beatos, durante más de sus 50 años como matrimonio supieron vivir una
vida ordinaria de manera extraordinaria. Entre las alegrías y las
preocupaciones de una familia normal, realizaron una existencia
extraordinariamente rica de espiritualidad: la Eucaristía diaria, la devoción a
la Virgen María, el Rosario recitado todas las noches. Vivieron a la luz del
Evangelio, el amor conyugal, dedicándose generosamente a los hijos
Los tres hermanos estuvieron presentes en la
beatificación de sus padres. Filippo y Cesare concelebraron la Misa de
beatificación con el Papa. La tercera, Enrichetta ( 87 años), se sentaba entre
los peregrinos que llenaron hasta los topes el templo más grande de la
cristiandad. El P. Tarcisio Beltrame, uno de los hijos, expresó el deseo de que
la proclamación de sus padres como modelos de vida cristiana ayude a impulsar
el sentido cristiano del matrimonio.